Por: Franco Medina, periodista
Los cables submarinos modernos utilizan tecnología de fibra óptica, su construcción y tendido cuestan cientos de millones de dólares, pero transmiten las cargas útiles digitales para teléfono, Internet y tráfico de datos privados al que nos acostumbramos los consumidores de todo el mundo. Permitieron, entre otras cosas, que los capitanes de barcos y las compañías se comunicaran desde puertos distantes, o que podamos mandar un WhatsApp desde un continente a otro. Básicamente, el sistema internacional globalizado depende de la seguridad de estos cables submarinos.
Se utiliza este método de comunicación porque son más fiables que los satélites y poseen una capacidad mucho mayor, tal es así, que el 95% de la transferencia global de datos ocurre a través de cables de fibra óptica que atraviesan los océanos del mundo.
Red global de cables submarinos. Imágen: Dale Dominey-Howes en The Conversation.
Pero es una red frágil y vulnerable a distintas amenazas naturales
Un ejemplo es lo ocurrido en Tonga el 15 de enero. La explosión de un volcán submarino, además de los desastres que generó en tierra, rompió el cable de fibra óptica de 872km de largo que conecta al país con el resto del mundo. Esto no sólo trajo consecuencias para que los tonganos que viven fuera del país puedan comunicarse con sus seres queridos, sino que también dificultó la comunicación entre los servicios de emergencias y las comunidades locales.
Según explica Dale Dominey-Howes, Profesor de Peligros y Ciencias del Riesgo de Desastres, en The Conversatión, muchos de los cables submarinos pasan cerca o directamente sobre volcanes activos, regiones afectadas por ciclones tropicales y/o zonas sísmicas activas. Dominey-Howes agrega que, una vez que son dañados, pueden llevar, días, semanas o incluso más tiempo, reparar los cables rotos, depende de la profundidad y facilidad de acceso a los mismos. En tiempos de crisis, tales interrupciones dificultan mucho más que los gobiernos, los servicios de emergencia y las organizaciones benéficas participen en los esfuerzos de recuperación.
En este mapa se puede ver los límites de las placas tectónicas globales (líneas discontinuas) donde ocurren la mayoría de las erupciones volcánicas y los terremotos, la zona aproximada de ciclones/huracanes (líneas azules) y las ubicaciones de las regiones volcánicas (triángulos rojos). Las zonas significativas donde ocurren terremotos y tsunamis están marcadas. Imágen: Dale Dominey-Howes en The Conversation.
El profesor de la Universidad de Sídney, explica que para reducir el riesgo, el primer paso es realizar una investigación para cuantificar y evaluar el riesgo real para los cables submarinos en lugares particulares del fondo del océano y para diferentes tipos de peligros naturales. Al mismo tiempo, los gobiernos y las empresas de telecomunicaciones deberían encontrar formas de diversificar la forma en que nos comunicamos, por ejemplo, mediante el uso de más sistemas basados en satélites y otras tecnologías.
Fuente: Theconversation.com y Navi.gov.au
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