¿Por qué evitamos sentir emociones negativas?
- Franco Medina
- 1 dic 2021
- 3 Min. de lectura

Por Mariano Quiroga, licenciado en Psicología M.P:370
En la actualidad, hay cierto ideal o imperativo de felicidad, se nos "obliga" a ser felices, a negar el dolor y acallar la angustia, pero las relaciones humanas implican conflictividad y es gracias a esos momentos de crisis que los vínculos crecen.
Hay palabras que suelen ser enmudecidas, nuestro trabajo como psicólogos/as es devolver al paciente la palabra para ser escuchada y alojada desde un lugar distinto. Nuestro aparato psíquico, por estructura, no nos permite lograr una satisfacción absoluta y completa, es decir, es imposible ser feliz todo el tiempo porque vivir implica aceptar que las decisiones tienen un costo y que en cada logro hay una pérdida.
No aceptar las "emociones negativas" puede tener consecuencias
Si uno no pone a trabajar, no acepta sentir esas ‘emociones’ o no se implica con aquello que le pasa, lo más probable es que dentro de unos días, semanas o meses esa persona empiece a ‘somatizar’ en el cuerpo, como por ejemplo, cefaleas, dolor de panza, taquicardia, palpitaciones y muchos otros síntomas. Cada uno somatiza de manera diferente y se asusta, entonces lo primero que se hace es ir a su médico de confianza a hacerse los chequeos rutinarios, que no está mal tampoco que lo haga, porque creen que tienen un dolor físico, pero sin embargo se encuentran que su padecimiento no tiene una explicación medica de lo que pasa, de eso se trata la somatización, lo que no se puede poner en palabras el cuerpo lo expresa, habla y da señales.
Lo mismo con los ataques de pánico, ansiedad y depresión, muy en auge actualmente por la pandemia, donde hubo mucha demanda psicológica en el ámbito público y privado, o patologías más graves como una bipolaridad o esquizofrenia que necesariamente se tiene que trabajar con un psiquiatra.
Por los prejuicios que todavía tiene la gente sobre el psicólogo, un profesional que "trata a locos", muchas personas se autodiagnostican y automedican con diferentes psicofármacos, comprometiendo y poniendo en riesgo su salud y su vida.
Dolor y padecimiento
En estos casos hay una diferencia importante, el dolor es inherente a la condición humana porque la vida misma te somete al dolor, nadie muere de dolor, de dolor se vive y hay momentos en que uno tiene que respetar estos tiempos, porque es la manifestación de una lucha de fuerzas que hace la psiquis para lograr reestablecer un equilibrio. El padecimiento, por su parte, es cuando el dolor se va intensificando con el tiempo y se hace crónico, que por lo general, se trabaja interdisciplinariamente con un médico psiquiatra mientras nosotros vamos brindando herramientas para trabajar lo emocional, indagando las circunstancias de cada caso en particular viendo que pasa en la vida de esa persona.
No suelo dar consejos ni opiniones sobre qué hacer con la tristeza porque cada uno lo vive de manera diferente, forma parte de nuestra vida diaria y en la mayoría de los casos no es patológica. Con esto no quiero decir que no acudan a un psicólogo, sino que es una decisión que dependerá de la orientación que trabaje cada profesional de salud mental para abordar la temática.
La tristeza para mí en particular, es una emoción que en sí misma no es patológica, es decir, ante determinadas circunstancias no estar triste sería patológico y es hasta necesaria transitarla, hablar de lo que nos pasa y con ayuda del profesional buscar un saber-hacer con eso que nos pasa e ir en busca de lo que se desea.
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