Por Mariano Quiroga, licenciado en Psicología M.P 370 y Franco Medina, periodista
La soledad siempre acompañó al ser humano a través de la historia. Es un sentimiento que puede ser tomado de distintas formas, con dolor y padecimiento (soledad no deseada) o como una muestra de libertad y empoderamiento personal (soledad deseada).
Con respecto a este último, puede resultar muy positiva en nuestra vida, ya que nos permite darnos el tiempo necesario para internalizar las situaciones de la vida que nos afectan en diferentes momentos. Por ejemplo, ayuda a la empatía, mejora el rendimiento personal y evita los apegos emocionales, entre otras cuestiones. Es fundamental llevarse bien con uno mismo y trabajar con su soledad, porque muchas veces el miedo a quedarnos solos hace que nos mantengamos o enganchemos en relaciones negativas y tóxicas que no agrandan el problema.
Por el otro lado, a la soledad no deseada actualmente se la considera uno de los grandes problemas de salud pública de la sociedad moderna. El autor Karnick afirma que es una problemática que tradicionalmente ha carecido de una atención seria debido a que no ha sido considerada una posible raíz de otras dolencias, o no se ha percibido como una problemática independiente.
En línea con esto, este sentimiento cuando es padecido puede traer consecuencias a largo plazo, como la toma de malas decisiones, angustias, depresión, reducir las destrezas cognitivas y sobre pensar mucho las cosas, entre otros. Incluso, distintos estudios demuestran que en algunos casos se puede contraer enfermedades cardiacas.
La soledad está mayormente vinculada a adolescentes, que puede pasar por sentir que no encajan en los grupos sociales, y también a adultos mayores, en los que se asocia por el fallecimiento de personas cercanas, por alguna enfermedad o por la poca atención que reciben de sus seres queridos. Con respecto al último grupo etario, hay estudios que demuestran que este sentimiento se duplicó durante la pandemia, especialmente en personas que viven solas y en la Ciudad de Buenos Aires.
Gladys tiene 65 años, vive en la Ciudad de Buenos Aires y recuerda que se empezó a sentir sola una vez que se jubiló y al poco tiempo llegó la pandemia. Al vivir sola su compañía eran sus hijos y nietos a través de videollamadas. “Antes con mi familia nos juntábamos a comer y a festejar cumpleaños, por eso la pandemia fue un antes y un después de mi soledad”, agrega.
¿En qué momento del día empezás a sentir soledad?
Generalmente cuando llega la noche, pero también pueden ser momentos del día, cuando por ejemplo tomas la merienda sola o en el almuerzo. Son momentos que te hacen acordar que estás sola y ahí sentís soledad.
¿Haces alguna actividad que te ayude a distraerte?
Soy maestra de reiki, lo practico hace 30 años, de eso trabajo un poco ahora. También cuando me jubilé hacía distintas actividades y cuando me empecé a sentir sola hacía más. Cuando uno se siente así, al menos por mi parte, dibujo, pinto, voy a pilates dos veces por semana y también me reúno con amigos, trato de llenar mis tiempos. Pero todo eso es un rato, un rato de esto, otro de aquello, un rato aquí, otro allá.
Uno trabaja para entretenerse y distraerse y esto también a veces nos da un dinero más, porque las jubilaciones hoy en día son bastante magras.
Además de esto, intento hacer paseos, hay una aplicación que te dice que paseos son gratis y llamé muchas veces al 147 opción 5, que es para charlar con alguien cuando uno se siente solo.
La línea gratuita 147 opción 5, la abrió la Ciudad de Buenos Aires para personas mayores de 60 años que se sientan solas y necesiten hablar con otro ser humano. También está abierta para el resto del país, el número es 0800-999-2727, opción 5
Muchas veces las personas mayores dicen que no quieren molestar a su familia o a otras personas. Desde tu experiencia, ¿Por qué sienten que molestan?
A veces creemos que molestamos porque cada persona tiene sus actividades, su familia y sus cosas que hacer, estos son los detonantes. En mi caso particular no me parece que molesto, pero no soy de llamar tan seguido.
¿Cómo los familiares o amigos pueden ayudar a alguien que siente soledad?
Llamándolos, compartiendo cosas con esa persona que se siente sola. Las pueden invitar a salir a hacer alguna actividad, como un almuerzo, un mate o una caminata por la plaza. Todo esto ayudaría a que la persona mayor no se sienta tan sola.
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