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¿Cuánto sabemos de la psicosis?

  • Foto del escritor: Franco Medina
    Franco Medina
  • 29 abr 2022
  • 5 Min. de lectura


Por: Mariano Quiroga, licenciado en Psicología M.P 370


Muchas personas ven a este tipo de trastornos como una enfermedad, a mi me gusta hablar más de estructuras psicológicas. Catalogarla como enfermedad, es colocar a un sujeto como objeto, además de que estigmatiza, porque más allá de que una persona pueda ser psicótica, no quita su lugar como ser humano con derechos y sentimientos.


Hay dos grandes estructuras que son importantes diferenciarlas y que funcionan de manera diferente. Por un lado la neurosis, en la que se puede decir que somos los seres humanos de a pie, donde podemos estar más equilibrados, más sanos, o tener una neurosis desencadenada grave, que puede perjudicar la vida cotidiana, por ejemplo, una obsesión de ir y volver 40 veces a ver si cerré la puerta con llave o lavarse las manos repetitivamente hasta causarse daño. La neurosis toma partido por la realidad, pueden haber dudas, postergaciones en su discurso pero la acepta y en el medio pone angustias, síntomas, se flagela, inventa algo para poder soportar la realidad. En cambio, la psicosis funciona de otra manera, toma partido por lo cree, hay una certeza en su discurso, niega la realidad, es decir, recrea una realidad encerrada en su delirio donde pueden aparecer alucinaciones y esquizofrenias, entre otros factores.


Este trastorno puede afectar a personas de todos los ámbitos de la vida que a su temprana edad se haya producido una “falla” en la estructuración, porque una persona con el tiempo va moldeando y estructurando su personalidad en base a las vivencias infantiles que fue atravesando. A su vez, no se fácil poder identificar a un psicótico estabilizado, porque una persona puede llevar una vida relativamente “normal” durante toda su vida y ser un psicótico estabilizado, hasta que ocurre un hecho traumático como la muerte de un ser querido, lo deja alguien que lo ama, pierde el trabajo, o incluso ocurre con la sexualidad misma y ahí desencadenarse esta estructura.


Los síntomas característicos que se pueden identificar :


- Alucinaciones visuales y auditiva.

- Delirios de grandeza, místicos, de persecución (paranoides), entre otros.

- Pérdida o desconexión de la realidad.

- Desorientación en tiempo y espacio.

- Discursos incoherentes o de certeza.

- Trastornos de personalidad como la bipolaridad (maniaco depresivo).

- Algunos trastornos neurológicos (demencia).

- Inestabilidad emocional.


En cuanto a la violencia, tanto a sí mismo como a terceros, en la psicosis va depender de cada persona y en qué estado se encuentre el sujeto, pero por lo general es un fenómeno muy visto en este tipo de estructuras.


Similitudes y diferencias


Dentro de esta temática es importante aclarar algunos aspectos que están muy relacionados. La esquizofrenia es un fenómeno característico en este tipo de estructuras donde hay una fragmentación del cuerpo que afecta la forma en la que piensa, siente y se comporta la persona, teniendo comportamientos extraños que no se pueden justificar con facilidad, como el conocido “trastorno bipolar”, que suele comenzar con la experimentación de un estado depresivo y/o por un episodio maníaco (en el menor de los casos). Es decir, la esquizofrenia forma parte de un grupo de trastornos psicóticos que está dentro de la psicosis.


Por otro lado, también es necesario diferenciar las alucinaciones y los delirios. El primero, son percepciones falsas, como escuchar que constantemente le hablan, ver sombras o rostros o también sentir algo que no existe. Mientras que el segundo, son creencias falsas, tales como la idea de que alguien está en su contra o que lo persiguen y le quieren hacer daño. Todo esto enmarcado en un discurso de certeza y no hay manera de contradecir lo que dicen.


Por último en cuanto a las relaciones, los casos de disociación son fenómenos que pueden recordar a los brotes psicóticos. Se trata de alteraciones mentales en las que la persona experimenta la realidad de un modo disociado con respecto a la realidad, de un modo similar al que se da en la psicosis. Sin embargo, normalmente en estos casos NO SE CONSIDERA que surjan alucinaciones, sino una reacción emocionalmente discordante ante la información percibida o la recordada, y que muchas veces choca con la identidad de la persona.


Detección y prevención


Es fundamental la detección temprana de este tipo de trastorno, ya que una persona con una psicosis desencadenada se pone en riesgo en todo momento para sí y para terceros, entonces llevar a cabo un buen tratamiento psicológico y psiquiátrico (con medicación), una persona puede volver a llevar una vida relativamente normal y estabilizada.


La psicosis se puede prevenir con medicamentos especialmente recetados por el psiquiátrica (antipsicóticos, antidepresivos, estabilizadores de ánimo, ansiolíticos), como así también, con acompañamiento psicológico (se tiene que tratar cuando esté estabilizada o compensada la persona con la medicación y luego establecer conductas funcionales y organizadas en su día a día).


Respecto al círculo íntimo, como la familia, puede ayudar a la persona con un brote psicótico en la contención, manteniendo la calma y escuchándolo. Pero en estos casos es sumamente necesario y urgente hacer la derivación con un psiquiatra y luego buscar ayuda psicológica.


Estigmatización de la psicosis


Lamentablemente en la actualidad, las estigmatizaciones hacia esta estructura hace que las personas que lo padecen queden excluidas del mundo social y sobre todo laboral, pero a partir de la ley de Salud Mental 26.657 sancionada en 2010 en Argentina, se busca garantizar el derecho a la protección y acceso a la atención de la salud mental. Esta ley no sólo protege a las personas con padecimiento mental, sino que también están contemplados en su seno los individuos con usos problemáticos de drogas. Además, detalla que las personas con padecimiento mental deben ser atendidas y tratadas en hospitales comunes, no en instituciones neuropsiquiátricas privandolas de su libertad y acallando los síntomas. La internación, si llegase a ser el recurso necesario, debe ser breve y previamente notificada a un juez.


Entre los derechos que esta ley establece para los ciudadanos figura el de tomar decisiones relacionadas con la propia atención y tratamiento (dentro de sus posibilidades). También detalla que la persona tiene derecho a no ser objeto de tratamientos experimentales ni investigaciones clínicas sin su consentimiento.


Los profesionales de la salud mental, el Estado y la sociedad debemos trabajar y garantizar una mirada integral e interdisciplinaria del sujeto, sobre todo con la palabra, porque la palabra es la subjetividad, ya que la maravilla de un sujeto no está en sus debilidades, sino en lo que puede hacer y lograr a pesar de sus debilidades, no categorizándolo de “enfermo”.


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