Por: Mariano Quiroga, licenciado en Psicología M.P 370
Si bien todos tenemos altibajos en el transcurso de nuestras vidas, los cambios de ánimo en una persona con trastorno bipolar van de un extremo a otro, pueden durar una, dos semanas o a veces más, y están presentes la mayor parte del día y todos los días. Es un tipo de patología grave que entraría dentro de la estructura denominadas “psicosis”, que afecta principalmente el estado de ánimo (pasar de estados maníacos o eufóricos a estados depresivos), pero también influye en los comportamientos, en las interacciones cotidianas con los demás, en pensamientos y la capacidad de concentración.
Se presenta en forma de episodios recurrentes, que se dividen en depresión, manía e hipomanía. Los últimos dos, son diferentes pero tienen los mismos síntomas. El primero, es más grave que la hipomanía y causa problemas más notorios en el trabajo, en la escuela y en las actividades sociales, así como dificultades en las relaciones, generando en algunos casos, la desconexión con la realidad.
En casos extremos de una bipolaridad desencadenada, es necesario la intervención y derivación al médico psiquiatra para lograr estabilizar con medicación, o en algunos casos, requerir la internación de la persona.
Con respecto a los brotes psicóticos, se pueden desencadenar:
debido a un parto.
medicamentos (antidepresivos o esteroides).
por periodos de no poder dormir (insomnio).
consumo de sustancias psicoactivas (drogas).
también en la adolescencia, a la hora de poner en juego la sexualidad (por ejemplo tener conflicto con la sexualidad de uno mismo)
un duelo, separaciones, conflictos familiares y también por altos niveles de estrés, entre otros factores.
Con las personas con este tipo de padecimiento mental se debe trabajar escuchándolas, generando objetivos terapéuticos, pero básicamente el rol en un caso de psicosis es el ACOMPAÑAMIENTO. Se tiene que tratar, como mencioné anteriormente, cuando la persona esté estabilizada o compensada con la medicación, y luego establecer conductas funcionales y organizadas en su día a día. Es normal y común tener recaídas pero rara vez si se está bien medicado/a y se respeta el tratamiento.
Puede tomar tiempo obtener un diagnóstico correcto y encontrar un tratamiento adecuado, ya que las personas reaccionan de diferentes maneras y los síntomas varían ampliamente, pero una vez estabilizado y con autorización del psiquiatra y el psicólogo, la persona puede lograr volver a trabajar con normalidad o volver progresivamente con tareas que no requieran mucho esfuerzo.
Un autor decía, no hay nada más parecido a un neurótico (las personas normales de a pie) que un pre psicótico, por eso es difícil de diagnosticar, porque al tener episodios de depresión a episodios de manía se confunden los diagnósticos como algo quizás pasajero. El diagnóstico del trastorno bipolar se basa en la evaluación clínica por parte del especialista en Psiquiatría y Psicología. Presenta síntomas y signos bastante característicos, lo que hace que no sea necesario, en muchos casos, realizar ninguna otra prueba diagnóstica.
Entrevista diagnóstica.
Si se sospecha que puede tener una causa orgánica, conviene realizar otras pruebas haciendo derivación con el neurólogo como la resonancia magnética, analíticas y valoración por otros especialistas.
Pruebas de psicodiagnóstico por psicólogo.
A modo de síntesis, a medida que uno nace y va creciendo se va estructurando la psiquis del sujeto, una de las posibilidades es estructurarse como un psicótico. Uno/a siempre, durante toda su vida será psicótico estabilizado y puede llevar una vida relativamente normal hasta que ocurra algo que ponga en juego y tambalee su estructura (duelos, muertes, separaciones, sexualidad, exceso de estrés, los motivos pueden ser varios).
Anteriormente mencioné que en algunos casos se requiere la internación de la persona. Respecto a esto, es importante mencionar que la ley de Salud Mental refiere que las personas con este tipo de padecimiento mental deben ser tratadas en hospitales comunes y no en instituciones psiquiátricas. La internación debe ser breve y notificada al juez. A su vez, la internación contra la voluntad de la persona sólo se puede hacer cuando el equipo de salud determina que hay una situación de cierto riesgo cercano para él o para terceros. También es necesario que en esa situación no haya otra posibilidad más eficaz para el tratamiento de la persona. La internación debe notificarse en un plazo de diez horas al juez y al órgano de revisión.
En lo que respecta a los familiares y amigos, pueden ayudar a una persona con trastorno bipolar conteniéndola, escuchándola, y de ser necesaria la intervención, apoyar a la persona que reciba ayuda profesional. A pesar de los extremos anímicos, las personas con este tipo de padecimiento a menudo no reconocen hasta qué punto su inestabilidad emocional altera su vida y la de sus seres queridos, entonces no reciben el tratamiento que necesitan. Consultá al médico psiquiatra o a un profesional de salud mental si tenés algún síntoma de depresión o de manía. El trastorno bipolar no mejora solo, recibir tratamiento de parte de un profesional con experiencia en trastornos bipolares puede ayudarte a controlar los síntomas.
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