Por Candela Medina y Franco Medina
“La noche que aparecieron los buzos tácticos a destruir los tanques de combustibles fue un momento muy fuerte, yo creo que eso, de alguna manera, me marcó para siempre, porque sentí la sensación de que estaba enfrente de la muerte, los comandos ingleses eran los mejores del mundo.
Fue una situación que me hizo mucho daño. Es complicado asumirlo y complicado tratarlo, nosotros no tuvimos una asistencia psicológica. Fue muy traumático”. César Ortíz, veterano no reconocido de Malvinas
La colimba
Al igual que muchos jóvenes en esa época, César terminó el colegio y fue obligado a hacer el Servicio Militar Obligatorio. En su caso y sin explicaciones, fue trasladado desde Córdoba, su ciudad natal, a Comodoro Rivadavia.
Durante el mes de instrucción, además de recibir escaso entrenamiento militar, también fueron torturados. “En determinados entrenamientos nos pegaban y torturaban con picanas eléctricas. En otras situaciones nos hacían “bailar”, por ejemplo, teníamos que quedarnos en cuclillas por una, dos o más horas, sin movernos. No tenía ningún sentido, porque no te ayudaba en lo físico, al contrario, te hacían daño. No sé por qué tenían esta característica de que la tortura era algo bueno”, explica el ex combatiente.
La guerra
Pasaron 40 años, pero con los mismos sentimientos que aquel 2 de abril, Cesar recuerda que cuando comenzó la guerra no estaban preparados y lógicamente tenían miedo, pero estaban dispuestos a dar la vida por la Patria, estaban convencidos de que iban a hacerlo.
“Nosotros estábamos todo el día con el armamento encima. De noche, cuando hacíamos guardia, le sacábamos el seguro. Cuando veíamos a alguien teníamos la orden de preguntar el salvoconducto, si no te lo daban, directamente teníamos que disparar. Fue una situación muy complicada porque ni siquiera psicológicamente estábamos preparados”.
Al estar dentro de la parte de comunicación, las manipulaciones y las mentiras sobre la guerra y la dictadura, publicadas por muchos medios de comunicación, llegaban a sus oídos. Contrariamente, sí tenían información de lo que realmente pasaba.
Cesar detalla que una situación en particular va quedar grabada para siempre en su memoria, cuando el Teniente de Navío, Alfredo Astiz, se rinde ante los ingleses sin haber disparado un solo tiro.
“Astiz se rinde en las islas Georgias sin haber tirado un solo tiro [...] Los medios de comunicación decían ´cruel combate en Georgias...´ y era mentira [...] a lo último, hay un uniforme que hace el ejército, donde le pide la pena de muerte. A él y a varios, pero a Astiz le piden la pena de muerte por haberse rendido sin tirar un solo tiro. Él estaba con 162 comandos”.
Ante la traición de Astiz: “Sentí mucha bronca. Sentí mucho odio, mucho, porque traicionó a la patria y nosotros estábamos muy dispuestos a dar la vida por la batalla” expresó Cesar.
Manipulación de la información: Helicóptero desaparecido.
“El 30 de abril a la mañana el Liceo General Roca, recibe una orden cifrada de que buzos tácticos ingleses habían descendido en el sur de Comodoro Rivadavia. Automáticamente, el jefe del Liceo busca 10 soldados y otros militares de grandes rangos y salen en busca de los comandos que habían detectado. Como era de noche, el primer helicóptero salió a la mañana siguiente, ese fue costeando el mar, y al ratito sale el segundo helicóptero que iba por la ruta 3.
En un determinado momento, el helicóptero que iba por la ruta 3, pierde contacto con el otro, entonces descienden y empiezan a hacer escucha de radio para ver si lo podían encontrar, pero no lo encuentran. Se vuelven a la comisaría y dan aviso de que algo había sucedido. Cuando logran localizar la ubicación del helicóptero perdido, infantería y otro helicóptero salen a buscarlo. Al llegar al lugar, se encuentran con el helicóptero destrozado, había pedazos de cuerpos y del helicóptero, de todo. Todo a 300 metros a la redonda estaba destruido.
A los cinco soldados que iban en el helicóptero le dan la orden de juntar los restos de sus compañeros en bolsas de consorcio, pero luego el ejército da otra orden para que no digan nada, que no den aviso y se retiraran del lugar. A los cinco soldados y a los de infantería que habían visto la escena, los llevaron a la comisaría y los dejaron ahí por cuatro, cinco días para que no hablaran. El ejército dijo que fue un accidente, pero nunca se hizo un estudio. Nosotros tenemos fotos y todo de eso, un accidente no hubiese destruido el helicóptero de esa forma. Fue un misil de los ingleses, no se sabe si de los submarinos o de los comandos, pero fue destruido.
Años después, con las investigaciones que se realizaron, este hecho que, en su momento, fue escondido y sepultado por el Estado y los militares, pudo formar parte de los documentos oficiales de la guerra”.
Fin de la guerra
Cesar ya no era el mismo. Al joven que nació en Córdoba, que le gustaba hacer deportes, era amiguero, jodón y sociable, la guerra lo transformó en alguien callado y solitario, en una persona a la que le costó muchísimo volver a adaptarse e intentar ser lo que era.
“Fue muy difícil porque no me encontraba, no me encontraba. Mi ámbito familiar fue de mucha contención, pero ellos muchas veces no sabían como ayudarme, si bien me contenían tremendamente y esto me ayudó, ¿no?, me ayudó mucho. Pero para el estrés postraumático siempre hace falta un ámbito profesional. Pero bueno, no lo tuvimos”.
¿A quiénes reconocemos como veteranos?
Desde 1982, todas las primeras leyes fueron hechas para los soldados que habían estado en el teatro de operaciones que abarcaba: las islas, el mar y la costa patagónica. En la primera ley (1982) se le reconocía un subsidio del Estado a cualquiera que tuviera un problema psicofísico.
En 1984, sacan otra ley, donde todos los soldados que hayan participado en el teatro de operaciones del Atlántico Sur, iban a tener acceso a salud, vivienda, trabajo y educación.
En 1988 hubo una sublevación que se llamó “movimientos carapintadas”, en el cual tomaron los cuarteles en el Gobierno de Alfonsín y le exigieron que a los militares también se los reconozca como veteranos de guerra.
Los reconocimientos eran para los soldados, y era lógico, porque nosotros en realidad quedamos en la nada, en cambio ellos seguían teniendo un sueldo y todo eso.
Alfonsín accede a las exigencias y, al ver que iban a ser muchos, saca un decreto inconstitucional y corre al teatro de operaciones como veteranos de Malvinas. Estableció que el teatro de operaciones está a 12 millas fuera de la costa, el cual, en realidad, era el teatro de operación inglés, no el argentino.
Los ingleses por ejemplo, reconocen a los soldados que estuvieron en la Isla Ascensión, a 3 mil km de las islas Malvinas. A nosotros que estuvimos en el teatro de operaciones, con comando, con ataque de comando todo, nos saca ese derecho.
De esta manera, muchos soldados quedan excluidos y negados como veteranos no reconocidos. Negándose el acceso a derechos tan básicos como una vivienda, educación o la tan necesaria salud postguerra.
¿Qué conflicto hay entre los veteranos reconocidos y los no reconocidos?
En realidad no sabemos bien porque ellos nos niegan tanto, todo el tiempo, desde hace muchos años.
Nos empezaron a negar cuando apareció la plata, cuando en el 89/90, sale la primera ley de pensión. Ahí es cuando ellos, basándose en lo que le decían los militares de arriba, que ya habían sido reconocidos gracias a los carapintada, le empiezan a decir a la gente que si nos daban a nosotros, les iban a quitar a ellos, entonces por una situación económica ellos empiezan a negarnos rotundamente y no quieren que se nos reconozca bajo ningún punto de vista.
Con el correr de los años nosotros comenzamos a conseguir la documentación que nos avala, y muchos si nos acompañan y nos apoyan, pero los centros de veteranos que son varios y son gente muy corrupta. Ahí empiezan a manejar muchos fondos y mucho poder. Entonces se oponen rotundamente a nosotros, a pesar de que saben que a nosotros nos corresponde.
Los veteranos que se encuentran sin reconocimiento son alrededor de 9500, pero los que luchan a nivel nacional por esta causa son alrededor de 1500.
Ahora tuvimos un proyecto de ley donde firmaron 71 diputados, podríamos haber llegado a 80 pero lo frenaron, de todos los partidos políticos, de todos los bloques, y no lo trataron. Hay algo muy poderoso que está frenando nuestro reconocimiento, porque ya todo el mundo sabe que nos corresponde. Lo sabe el pueblo, lo saben los políticos, lo sabe la justicia, pero nadie se hace cargo.
¿Qué papel cumple la sociedad en esta lucha?
Antes, cuando les decías que eras veterano de guerra te preguntaban: ¿Dónde estuviste? ¿Estuviste en las islas? Vos le decías que no, entonces te decían “ah bueno, entonces vos no sos nada”.
En la sociedad, estaba instaurada una falsa idea de que era un veterano de guerra. Se decía que si no estuviste en la isla no combatiste, cuando en realidad solo combatieron alrededor de 3600 efectivos, el resto no combatieron. Los que se encontraban en el puerto argentino, por orden del General Menéndez, no combatieron.
También están los que estuvieron en la armada, la cual tiene 3 dotaciones: la que está en el buque, la que está en el puerto y la que está en su casa. A las tres dotaciones las reconocieron, ósea que el que estuvo en su casa durante el conflicto, es veterano de guerra. Y nosotros que participamos directamente no somos nada. El argumento de ellos, es que los 26000 reconocidos pisaron la tierra de Las Malvinas, que todos tiraron, y es mentira.
¿Por qué pasa esto?
Gran parte se debe al plan de desmalvinización que se llevó a cabo cuando finalizó la guerra, el cual consistía en censurar los temas relacionados con las Malvinas. Obligaban a los medios y a los colegios a no hablar, era un tema prohibido. Por una parte, porque la guerra se había perdido, pero en gran medida, para ocultar las atrocidades que se habían realizado y de las cuales el Estado no quería hacerse cargo.
Un gran freno en el proyecto de estos veteranos no reconocidos, son los reconocidos.
La situación social hacia los veteranos no reconocidos cambió radicalmente gracias al trabajo de concientización y visibilización que venimos haciendo desde hace mucho tiempo. Actualmente tenemos un lugar en la sociedad.
Hoy en día el pueblo sabe de nosotros y, en gran mayoría, nos apoya, pero nuestra lucha todavía no está terminada, aún somos veteranos no reconocidos. Todavía necesitamos la ayuda del pueblo.
Para nosotros es muy importante que los jóvenes sean nuestra voz, porque los jóvenes que entendieron el reclamo perfectamente, que saben de esta Argentina corrupta, de esta Argentina injusta, van a ser nuestra voz, entonces creo que ellos son nuestra mejor arma.
Nosotros tenemos un pedido en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, estamos en un juicio, uno de mis compañeros comenzó un juicio que perdió, porque estos tipos (los veteranos reconocidos) apretaron a la corte para que falle en contra, y así lo hicieron. Tenemos los videos, las pruebas, todo. Entonces, al perder el juicio en la Corte Suprema, se pasó a la Corte Interamericana y ahora lo están evaluando, nosotros nos queremos comunicar con todos los centros de veteranos, con todos los organismos de DDHH para que nos apoyen ahora en la Corte Interamericana, va a ser muy bueno eso.
Para algunos la guerra de Malvinas terminó hace 40 años, para otros, como los veteranos no reconocidos, la lucha sigue. Sigue contra la indiferencia y la enorme espalda del Estado que los ignora sin importar el partido, ni el presidente de turno. Contra la injusticia de haber luchado no solo contra los ingleses, sino también contra el hambre y el frío que era ejercido por parte de militares que, en lugar de apoyarlos, se regocijaban de poder torturando, desapareciendo y asesinando inocentes. La lucha de los veteranos no reconocidos no son solo los 2 de abril de cada año, son todos los días.
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Yo soy uno de los tantos veteranos no reconocidos ...